Dos de Mayo. El alzamiento de Madrid frente a los franceses.

Antecedentes. La ocupación francesa.

El 2 de mayo de 1808 es una de las fechas de mayor trascendencia en la historia española. Habiendo transcurrido más de dos siglos desde entonces, es oportuno recordarla con un resumen de los hechos previos a ella y de los que fueran su consecuencia.

Tras la firma del tratado franco-español de Fontainebleau acordando el reparto de Portugal, el 27 de octubre de 1807, los franceses comenzaron a ocupar el norte de España bajo el mando de Joaquín Murat, duque de Berg y cuñado de Napoleón. El 17 de marzo de 1808 se produjeron incidentes en Aranjuez, al creer el pueblo que la familia real trataba de dejar el Palacio en forma subrepticia.

Resulta destituido el primer ministro Manuel Godoy, Duque de Alcudia y el día 19 Carlos IV abdica en favor de su hijo, Fernando VII.

Murat avanza hacia Madrid.

María Luisa, Carlos IV y Manuel Godoy, son conducidos a Bayona (Francia).

Hacia allí se dirige Fernando VII, invitado por Napoleón y es donde, en definitiva, se declara inválida la abdicación que hiciera Carlos IV.

Mientras tanto, en Madrid crecía la inquietud tras la partida de Fernando a Bayona, acrecentándose el malestar con la actitud prepotente de los soldados franceses.
 

Reacción española. Guerra de la Independencia.

El 2 de mayo se tuvo conocimiento que los infantes menores, don Antonio y don Francisco de Paula, eran sacados del Palacio Real. Trascendió entonces que el infante don Francisco, que sólo contaba trece años de edad, se había negado a dejar el Palacio e incluso había luchado contra el oficial francés que tratara de introducirlo en un coche. La multitud, que había visto pasar algunos de los carruajes de la comitiva, reaccionó espontáneamente, lanzándose sobre los coches, cortando los tiros de los caballos y enfrentando cuerpo a cuerpo a la guardia francesa.

Surgió un líder civil, el maestro cerrajero José Molina Soriano.

Murat, que se encontraba irritado por la hostilidad manifiesta con que había sido recibido en Madrid, ordenó disparar contra el pueblo. La represión produjo efecto contrario al esperado y poco después se repitieron los enfrentamientos en los barrios de Madrid.

A la población civil, se unieron algunos soldados españoles de infantería y artillería; la milicia española, siguiendo órdenes del capitán general Francisco Javier Negrete, permaneció en general acuartelada y pasiva. Sólo los artilleros del parque de Artillería sito en el Palacio de Monteleón desobedecieron las órdenes y se unieron a la insurrección popular. Los héroes de mayor graduación fueron el capitán Luís Daoíz y Torres (que asumió el mando por ser el más veterano), el capitán de artillería Pedro Velarde Santillán (de origen cántabro) y el teniente de infantería Don Jacinto Ruiz Mendoza.

Con sus hombres se encerraron en el Parque de Artillería de Monteleón y, tras repeler una primera ofensiva francesa al mando del general Lefranc, murieron luchando heroicamente ante los refuerzos enviados por Murat.

Se luchó a sangre y fuego, pero los civiles -sin organización militar, y con escasos medios-, terminaron siendo superados por la milicia francesa, al caer la tarde. Mamelucos y lanceros napoleónicos extremaron su crueldad con el pueblo madrileño. Murieron cientos de españoles, hombres, mujeres y niños. Los prisioneros tomados en acción e incluso los vecinos sorprendidos posteriormente en las calles por los franceses, fueron sometidos a juicios sumarios y fusilados esa noche y en los días posteriores en el Retiro, el Prado, la Moncloa, la colina del Príncipe Pío y otros lugares de Madrid. De estos hechos quedaron inmortales testimonios, en los cuadros de Francisco de Goya y Lucientes “El dos de mayo” y “Los fusilamientos del tres de mayo”, realizados en 1814, por encargo del Consejo de Regencia que gobernaba España; actualmente se encuentran en el Museo del Prado.

Tras los sangrientos hechos de Madrid, España reacciona. Andrés Diego Torrejón García, alcalde (por el estado noble) de Móstoles, localidad cercana a la capital española, llama a tomar las armas contra los franceses, despachando a los municipios de Toledo y Extremadura el bando que firmara conjuntamente con Simón Hernández, por ante el escribano Manuel de Valle, en los siguientes términos: "Señores Justicias de los pueblos a quienes se presentase este oficio, de mí el Alcalde de la villa de Móstoles: Es notorio que los Franceses apostados en las cercanías de Madrid y dentro de la Corte, han tomado la defensa, sobre este pueblo capital y las tropas españolas; de manera que en Madrid está corriendo a esta hora mucha sangre; como Españoles es necesario que muramos por el Rey y por la Patria, armándonos contra unos pérfidos que so color de amistad y alianza nos quieren imponer un pesado yugo, Después de haberse apoderado de la Augusta persona del Rey; procedamos pues, a tomar las activas providencias para escarmentar tanta perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos y alentándonos, pues no hay fuerzas que prevalezcan contra quien es leal y valiente, como los Españoles lo son. Dios guarde a Ustedes muchos años. Móstoles dos de Mayo de mil ochocientos y ocho. Andrés Torrejón - Simón Hernández"; atribuyéndose su redacción al abogado asturiano Juan Pérez Villamil y Paredes.

Extremadura forma una Junta con representantes de sus ciudades, mientras que La Junta de Galicia se declaró independiente del Gobierno de Madrid, reasumiendo la soberanía. En Sevilla el pueblo retomó el poder de crear un Gobierno, al quedar el Reino sin rey ni gobierno. Se formaron juntas en Álava, Asturias, Extremadura, Granada, La Rioja, Mallorca y Valencia. Toda España se levantó en la guerra de la independencia que se extendió a lo largo de seis años, hasta 1814.

La batalla de Bailén

El general de división francés Pierre-Antoine Dupont de l’Etang partió de Toledo el 14 de mayo de 1808, con el objetivo de conquistar Andalucía. Iba al mando de 13.000 soldados de la división de Infantería de Barbou y de la de Caballería de Frésia, integrando una parte de su “Segundo Cuerpo de Observación de la Gironda”. El cometido principal era apoderarse de Cádiz. El 7 de junio consigue el triunfo del puente de Alcolea, posibilitando la entrada en Córdoba en la misma jornada. La ciudad fue saqueada durante varios días: los franceses roban, asesinan y es tal el desenfreno que algunos soldados se ahogan en los vinos de las bodegas asaltadas. Aislado en Córdoba, sin relación con las fuerzas francesas de Madrid y de Portugal, Dupont abandona la ciudad el 16 de junio y retrocede hacia Andújar, donde espera los acontecimientos a partir del día 18.

Allí se le incorporan las divisiones Vedel y Gobert, enviadas como refuerzo, a las que encargó vigilar los pasos del río aguas arriba de Andújar, conservando –al mismo tiempo- las comunicaciones sin estorbos. Además, para obtener abastecimientos, envió una expedición a Jaén, donde los franceses reprodujeron los horrores de Córdoba.

El 23 de junio de 1808 una avanzada del Ejército de Andalucía salió al encuentro de los franceses, tomando contacto con el enemigo en Arjonilla (Jaén), enfrentándolo con intrepidez, logrando desbaratarlo completamente, quedando en el campo diez y siete dragones muertos y cuatro heridos, como surge de la relación de los hechos publicada seis días después en la Gaceta Ministerial de Sevilla, de 29 de junio de 1808. El oficial español al frente de los vencedores en esta acción, fue el capitán del Regimiento de Voluntarios de Campo Mayor, encuadrado en la 2ª División bajo el mando del Marqués de Coupigny, don José Francisco de San Martín y Matorras, natural de Yapeyú (actual provincia de Corrientes, Argentina).

San Martín, que durante mas de veinte años estuvo al servicio de España, tuvo su bautismo de fuego luchando contra los moros en el norte de África, participando en la acción de Orán, en 1791; allí fue camarada de armas de D. Luís Daoíz y Torres, fusilado por los franceses en Madrid, tras los hechos del 2 de mayo de 1808.
 

Finalizando junio, el General del Ejército de Andalucía D. Francisco Javier Castaños Aragorri Urioste y Olavide (Madrid, 22 de abril de 1758 – †Madrid, 24 de septiembre de 1852) salió de sus cantones de Utrera y Carmona y el 3 de julio, desde Granada, también partía al frente de sus tropas el Comandante general, mariscal de campo D. Theodor Reding von Biberegg (Biberegg, Schwyz, 1755- †Tarragona, 1809; suizo, al servicio de España) en dirección de Jaén. Desde Córdoba la marcha se llevó a cabo con todo género de precauciones, ante un enemigo que llevaba fama de invencible por toda Europa. La marcha se hizo por Bujalance y Porcuna, donde se pusieron en comunicación ambos ejércitos, quedando el total de las tropas bajo el mando de Castaños, como General en Jefe.

Desarrollando el plan acordado, Castaños, al frente de dos divisiones –la tercera, al mando del Comandante general, mariscal de campo D. Félix Jones y la de Reserva a cargo del Comandante general, teniente general D. Manuel de la Peña-, se encaminó por Arjona y Arjonilla, a las colinas de los Visos, situadas en la orilla izquierda del Guadalquivir, frente al puente de Andújar. La primera división (a cargo del Comandante general, mariscal de campo D. Teodoro Reding) se movilizó por la derecha a Mengívar y la segunda división (con el Comandante general, mariscal de campo Antonio Malet, marqués de Coupigny al frente) ocupó la posición de la Higuereta (Higuera de Arjona) como apoyo y para observar a los franceses acantonados en Villanueva de la Reina, con órdenes ambas de pasar el río y encaminarse hacia Bailén, ocupando posiciones a la retaguardia de Dupont, a fin de caer sobre Andújar al mismo tiempo que Castaños acometía de frente desde los Visos. El día 13, comenzaron las hostilidades con el cañoneo desde las posiciones del general en jefe Castaños; el coronel D. Juan de la Cruz Mourgeon, con hombres de su Cuerpo Volante, cruzó el Guadalquivir por el puente de Marmolejo, para enfrentar a los franceses de Andújar por el flanco, retirándose luego al Peñascal de Morales. La segunda división del marqués de Coupigny, rechazó a dos batallones franceses acantonados en Villanueva, desde la Higuereta. Mientras tanto, Reding permaneció impasible en Mengívar, manteniendo ocultas la mayor parte de sus fuerzas ante los reconocimientos realizados por franceses de la división al mando de Vedel. Los generales franceses restaron importancia a los enfrentamientos ocasionales con algunas tropas españolas y, ante la solicitud de refuerzos de Dupont, Vedel partió hacia Andújar con toda su división, dejando frente a Mengívar únicamente dos batallones a cargo del general Liger-Belair, a quien debía apoyar Gobert, trasladándose desde La Carolina a Bailén.

Las fuerzas de Reding pasaron el río con la barca de Mengívar y por el vado del Rincón, situado a unos tres kilómetros, aguas arriba, para iniciar un reconocimiento camino a Bailén.

Los franceses al mando de Liger-Belair retrocedieron buscando el apoyo de las tropas de Gobert, quien murió en los enfrentamientos, para desaliento del los galos que, con el general Dufour al frente, se replegaron.

El 17, la segunda división del marqués de Coupigny se encaminó hacia Mengívar para unirse con la primera, de Reding. Mientras tanto, los franceses al mando de Vedel llegaban a Bailén, a las ocho y media de la mañana, para dar apoyo a Dufour. Este, temiendo perder los pasos de la sierra a manos de los guerrilleros encabezados por D. Pedro Valdecañas, que operaban entre Baeza y Ubeda y habían atacado a un destacamento francés en Linares, había salido de Bailén, hacia la Sierra Morena.

Vedel, tras hacer reconocimientos en la zona, partió desde Bailén para dar alcance a Dufour en Guarroman. Dupont resolvió regresar a Bailén, tranquilizado por los reconocimientos que había realizado Vedel, iniciando la marcha sin prisa, la noche del 18, para ocultar el movimiento a Castaños.

En la mañana del 18, las divisiones de Reding y el marqués de Coupigny se habían trasladado a Bailén, acampando en las afueras, sin encontrar resistencia.

El 19 de julio de 1808, se produce el enfrentamiento de las tropas andaluzas con las francesas, en Bailén (Jaén) donde, tras cruento combate, los franceses sintieron la amargura de la derrota.

La capitulación se firmó el día 22, en la casa de postas que media entre Bailén y Andújar, donde se había establecido Castaños.

Como consecuencia de la capitulación, el ejército de Dupont, en número de 8.242 hombres que, vencedores de Austerlitz y de Friedland, habían paseado victoriosos por toda Europa, desfiló por delante del ejército español para deponer sus armas y banderas por el camino, junto a la Venta del Rumblar. La escena de la rendición, con Dupont frente a Castaños, se reproduce en la pintura de D. José Casado del Alisal “La rendición de Bailén”, que guarda el Museo del Prado. Los 9.393 hombres que integraban las divisiones al mando de Vedel y Dufour entregaron sus armas y material de guerra. Las restantes tropas del cuerpo de ejército del general Dupont, hasta el número de 22.475 hombres, menos los 2.000 muertos en la batalla, acudieron desde Manzanares, Santa Cruz de la Mudela y otros sitios de la comunicación con Madrid, cumpliendo las condiciones de la capitulación.

El capitán d'Villoutreys fue el encargado de llevar a Madrid la noticia, siendo escoltado hasta Aranjuez por una sección de caballería española. El 29 de julio conoció la noticia de la derrota el rey intruso, José I Bonaparte quien el día 30 abandonaba la Corte madrileña, yendo hacia Vitoria.

El 31, con la retaguardia, partía el mariscal Moncey, concentrando unos 60.000 hombres de las tropas francesas en las inmediaciones de Miranda de Ebro.

El 1 de agosto Madrid quedaba libre del invasor.

El 13 llegaba a la capital del reino el general D. Pedro González Llamas, al frente de las tropas de Valencia y Murcia.

El 23, el General D. Francisco Javier Castaños y Aragoni entraba a Madrid por la puerta de Atocha, al frente de la división de Reserva del ejército de Andalucía, siendo jubilosamente aclamado por el pueblo.

En la acción militar de Bailén luchó con bravura el capitán (ascendido tras ella al grado de teniente coronel de Caballería) don José Francisco de San Martín.

La Guerra de Independencia española encendió la llama de la libertad en las colonias americanas que, contemporáneamente, comenzaron la lucha para alcanzar su independencia política de la Corona.

Día de la Comunidad de Madrid.

El dos de mayo fue declarado Fiesta de la Comunidad de Madrid, por el artículo 4.4 de su Estatuto de Autonomía (Ley Orgánica 3/1983, de 25 de febrero, con la redacción dada a este artículo por la Ley Orgánica 5/1998, de 7 de julio, publicada en el BOE 8 de julio de 1998).

Una placa, a mano derecha de la entrada a la Real Casa de Correos (frente a la plaza de la Puerta del Sol), actual sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, recuerda el histórico episodio.

Luís Daoíz y Torres y Pedro Velarde Santillán fueron inmortalizados en el monumento existente en la Plaza Dos de Mayo, cerca de la Glorieta de Bilbao, en el centro de Madrid, frente al arco de la puerta de entrada al Parque de Artillería de Monteleón (única construcción que se conserva del mismo).

Cerca de la Bolsa de Madrid y del Museo del Prado que guarda –entre otras- las obras de Francisco de Goya y Lucientes relacionadas con el levantamiento popular, se alza el Monumento a los Héroes del 2 de Mayo (Obelisco inaugurado en 1840), en la Plaza de la Lealtad, del Paseo del Prado. Este monumento fue reinaugurado el 22 de noviembre de 1985 por S.M. el rey D. Juan Carlos I, como Monumento a los Caídos por España, en cuya memoria se colocó una llama permanente, ante la leyenda que reza “Honor a todos los que dieron su vida por España”, mientras que sobre uno de sus laterales una placa señala que “Las cenizas de las víctimas del 2 de mayo de 1808 descansan en este Campo de Lealtad, regado con su sangre ¡Honor eterno al patriotismo!”

Asimismo, cerca de la Plaza de España, en los Jardines del General Fanjul, se levanta otro monumento a los héroes del 2 de Mayo, realizado por Aniceto Marinas en Roma, en 1891.

Bailén (Jaén) y Yapeyú (Corrientes/Argentina)

Para memoria de la batalla de Bailén, la Suprema Junta de Sevilla, instituyó el 11 de agosto de 1808 la medalla de distinción de Bailén. Al principio fue otorgada a la primera y segunda división del ejército de Andalucía. Luego a las otras dos y, por fin, a cuantos componían el citado ejército. La medalla se hizo de dos formas: ovalada y romboidal, de oro o de plata y algunas con fondo esmaltado en blanco. Todas tenían en el centro dos sables cruzados, entrelazados con una cinta, de ella pendía un águila abatida. Encima de los sables, una corona de laurel y, sobre ella, una cinta con la inscripción: «Bailén, 19 de julio de 1808».

El Excmo. Ayuntamiento y el pueblo de Bailén (Jaén) honran cada año, durante las fiestas locales conmemorando la victoria de 1808 frente a las fuerzas napoleónicas, al General José de San Martín, en reconocimiento a su activa participación durante las acciones militares y la batalla que destacara a ésta población andaluza.

En julio de 1972 la ciudad de Bailén inauguró en la Plaza de España, el monumento al general José de San Martín, donado por el Instituto Sanmartiniano.

Durante las fiestas de 1994 se firmó el Acuerdo de Hermanamiento entre Bailén /Jaén y el pueblo argentino de Yapeyú, provincia de Corrientes, donde naciera el general San Martín.

Bailén y sus gentes, ponen de manifiesto su alto espíritu de comprensión y tolerancia homenajeando a quien fuera Libertador de la América Hispana, junto a Simón Bolívar; siendo la única ciudad española hermanada con el referido pueblo correntino.

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Autor del artículo

Enrique F. Widmann-Miguel

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