La escalera gótica de la Latina. Una joya inaccesible del antiguo hospital de la Concepción.

En las Partidas de Alfonso X el sabio, cuerpo normativo terminado de redactar en Castilla en 1265, podemos leer “e deben, otro si, mander facer hospitales en las villas do se acojan los homes enfermos que no hayan a yacer en las calles...” Este precepto real pasó a ser una tradición de los reyes en la Edad Media.

Los Reyes Católicos, con su matrimonio en 1469, establecieron las bases del inicio al proceso de la unidad nacional al confluir bajo Isabel y Fernando la soberanía de dos de los reinos más importantes de la Península Ibérica, Castilla y Aragón.

La situación era propicia para la construcción de obras públicas civiles como son los hospitales, y entre ellos destacó en Madrid el Hospital de la Concepción, conocido como el de La Latina.

1. Los patronos y fundadores del Hospital de La Latina.

El Hospital de La Latina fue fundado por Francisco Ramírez de Madrid [1] y por su mujer, Beatriz Galindo de Vera [2] . A Francisco se le conocía como “el Artillero” por ser militar de prestigio que alcanzó ser secretario de los RR.CC.: A Beatriz se la conocía por el apodo de “La Latina” por sus grandes conocimientos en dicha lengua, de ahí que se le pusiera ese mote a dicho Hospital.

Este matrimonio fue pergeñado hábilmente por la reina Isabel I, experta en estos menesteres pues ya lo había hecho con el suyo.

Isabel era buena conocedora del exitoso currículo de Francisco y de la cultura y buen hacer de Beatriz. Es por ello que decidió llamar a la Corte a la joven Beatriz para que se hiciera cargo de la formación de las infantas, primero, y al congeniar con ella, nombrarla su camarera y persona de confianza, lo que llevó a pedirla que se casara con Francisco.

Beatriz ha pasado a la Historia por la fundación del Hospital de la Concepción y por saber latín, pero su verdadero valor reside en ser la humanista más importante de la Corte de Isabel la Católica.

Gonzalo Fernández de Oviedo, en sus Batallas y Quincuagenas (1555), describió a Beatriz Galindo como “muy grande gramática y honesta y virtuosa doncella hijadalgo” [...], “y fue ella tal persona que ninguna mujer le fue tan acepta de cuantas Su Alteza tuvo para si”. Existió una verdadera complejidad entre ellas y les unió una profunda religiosidad. Ello le hizo implicarse en los problemas políticos y sociales del país.

Marineo Sículo [3] dijo de Beatriz que “era camarera y consejera de la misma reina, mujer muy adornada de letras y santas virtudes. La cual así por sus virtudes como por la doctrina singular fue muy privada y bien quista en la casa real, y por la lengua latina que hablaba sueltamente, fue dicha por sobre nombre La Latina”.

Francisco Ramírez en su testamento habla de la construcción de su Hospital: “Por quanto yo tengo comenzado a hacer y edificar una casa para Hospital [...] porque a Nuestro Señor Plega perdonar mis culpas y pecados y de Beatriz Galindo, mi mujer: Quiero y mando que el dicho Hospital se labre de las piezas de salas, enfermerías, capilla y otros edificios, según la muestra que de él tiene Maestre Hazan, moro, que tiene cargo de lo hacer”. De la obra del arquitecto mozárabe, Hazán, destacó la portada  (gótico-mudejar) y la escalera (gótico flamígero). El Hospital se ubicó en el arrabal, extramuros del recinto amurallado cristiano, junto a la Puerta de Moros.

La construcción del Hospital estuvo amparada por Bula de Alejandro VI,  de 7/10/1500, en la que se concedían privilegios a los ministros, e indulgencias a quienes murieran en él.

El matrimonio fundó dos conventos, o monasterios, como entonces se decía, el de la Concepción Jerónima y el de la Concepción Francisca, y unida a éste y por la parte de la calle Toledo, estaba el Hospital de la Concepción de Nuestra Señora (de la Latina). La iglesia del hospital era la capilla del vecino Convento. Junto al convento Jerónimo, edificaron una casa señorial que, con el tiempo y sus transformaciones, será conocida por el nombre de Palacio de Viana, actual residencia del Ministro de Asuntos Exteriores.

Los fundadores quisieron que el Hospital, para pobres, estuviera atendido por 5 beatas mayores de cuarenta años y seleccionadas y “en dicho Hospital se reciban doce personas, hombres o mujeres, que en él se quieran acoger, y que las tales sean enfermas de enfermedad que se pueda curar, e no de enfermedades incurables, para que sean curadas dándoles todas las medicinas e mantenimiento que hubiere menester e cama, e que sanos vayan en buena honra e siempre en dicho Hospital entren otros enfermos de tal manera que siempre hubiere doce enfermos”. Posteriormente, Beatriz se desdijo pues solo admitió a hombres pues la entrada de mujeres “no convenía para la honestidad y guarda de la casa”. Entre los asistentes sanitarios, además del rector eclesiástico y el capellán mayor, se encontraban un físico (médico), un cirujano-sangrador (barbero), un boticario y un despensero. La botica llegó a ser famosa. Destaquemos que se tuvo especial atención a que si un enfermo moría, estuviera acompañado en los últimos momentos. Parece ser que también existió una sección dedicada a atender a 6 sacerdotes o gentes “pudientes”.

Francisco Ramírez murió en 1501 en la guerra contra los mudéjares siendo nombrado caballero allí mismo.

Ello ocurrió antes de concluirse las obras del Hospital, (lo que tuvo lugar en 1506) y la del Convento, (en 1512). [4] Las obras corrieron a cargo de Maese Hazan. En el presbiterio de la Concepción Jerónima se colocaron los sepulcros que el matrimonio había encargado hacer. El de Francisco quedó vacío pues su cuerpo se extravió.

Pasemos a resumir los problemas que tuvo que afrontar Beatriz, viuda, relacionados con la fundación del convento. Básicamente, los franciscanos no aceptaban la fundación del mismo por encontrarse en las proximidades de sus Casas Principales, y querían imponer la congregación de las monjas que lo asistiera.

Además existían problemas económicos.

Los datos que siguen se han tomado de las cartas manuscritas del rey Fernando V, ya viudo de Isabel La Católica (Boletín de la R. A. de la Historia). La primera la escribió en mayo de 1508, dirigida a sus embajadores en Roma, para que abogaran ante el Papa por el proyecto de Beatriz. Les resumió que el matrimonio había edificado una casa extramuros junto al Hospital que pensaban poblar de religiosas de la Orden que a ella pareciese. Estando dicha casa ya edificada, el Guardián y frailes del Monasterio de San Francisco, le pusieron impedimento, diciendo que dicha casa estaba edificada dentro de las 300 canas [5] [valor del radio de actuación de unos 500 m], desde sus Casas, zona que ellos tenían reservada por privilegio, aunque dispusieran de licencia dada por el propio Vicario General de la Orden Franciscana. El litigio resultó favorable a la Orden, pero Beatriz optó por no apelar la sentencia aun teniendo causas y títulos para ello. No quiso distraerse en pleitos ni litigar con religiosos.   

Beatriz reaccionó trasladando la advocación y población del dicho convento franciscano a unas casas que eran propiedad del matrimonio (herencia de la primera mujer de Francisco), situadas en el arrabal de la villa (Concepción Jerónima), quedando la casa que inicialmente se edificó para el dicho convento, para ser morada para su familia. Beatriz quería que el Papa le autorizara el citado traslado, el poblarlo de religiosas de la Orden de Santiago, hacer constituciones, respaldara su postura, y que el convento quedara exento de tributo y décima (diezmo).

Para hacer mayor fuerza, Fernando como Rey de Aragón, de las Dos Sicilias, de Jerusalem, etc. escribió al Pontífice, poniendo en su conocimiento el contenido de la carta anterior, suplicándole húmildemente “les dé entera fe y creencia”, y conceda lo que le pide, que “demás de ser cosa en que nuestro Señor será muy servido”.

Una tercera carta, esta vez al párroco de la iglesia de Santa María, la escribió el 17/04/1508, refiriéndose a la reclamación que le hizo Beatriz Galindo sobre las monjas a ser instaladas en el convento y sobre los fondos necesarios. Pidió al párroco que le traspasara los préstamos destinados al “hospital que en esa dicha villa hicieron el secretario Francisco de Madrid y la dicha Beatriz Galindo, nuestros criados”. Según Beatriz, el párroco se oponía al traspaso acordado. [...] y como quería suplicar al Santo Padre que lo concediera, sería mejor contar con su renuncia, añadiendo: ”ruego y encargo deis poder á la persona que la dicha Beatriz Galindo os señalare” con lo que “demás de facer lo que sois obligado, en ello me hareys mucho placer y servicio”.

La cuarta carta la escribió el Rey al mes siguiente. En ella pidió al Vicario General de la orden fransciscana, los que ponían “impedimento” a Beatriz, que hicieran justicia a La Latina y un buen servicio á Dios y al Rey. [...] “Beatriz Galindo, criada que fue de la Serenísima Reina, mi muger, que haya santa gloria, me ha fecho saber que habiendo ella edificado un monasterio de monjas junto al hospital que el Secretario Francisco de Madrid, su marido, y ella ficieron en el arrabal de la villa de Madrid, con licencia que para ello vos, el dicho Vicario General, le concedisteis” aunque fuese dentro de las canas que esa Orden tiene privilegio, [...] “y habiendo gastado en él muchas quantías de maravedis, diz que el guardián e frayles del Monasterio de San Francisco de la dicha villa, le movieron pleito [...], porque diz que supieron que lo queria poblar de religiosas de la Orden de Sant Jerónimo”, lo cual le agraviaba y dañaba. Que le había suplicado justicia y que él lo consideraba justa causa tras haber comprobado la licencia dada. Y le parecía un “cargo de consciencia estorbar obra tan pía e meritoria”. Deseando evitar todo daño a Beatriz Galindo, y para que las dueñas y doncellas que quisieren servir á  Dios, tengan casa, mantenimiento y disposición para ello, le pidió cumplir con dicha licencia, y “mandéis que adelante no la molesten ni fatiguen sobre ello en pleito ni diferencias algunas” [...] “que en ello me haréis mucho placer y servicio”.

Como remate, ese mismo mes, el Rey escribió una quinta carta, esta vez al Lugarteniente General de Cataluña y al gobernador del Rosellón, para que contactaran con las altas dignidades de la Orden de San Francisco para que apoyaran los deseos de La Latina. Adjuntaba la carta que había enviado al Vicario General.

En el escrito pedía que cuando se celebrara el capítulo franciscano, entregue “la dicha mi carta al dicho Padre Vicario general y trabajéis con él y con el dicho capítulo que fagan lo en ella contenido”. Contestaron que “tienen mucha voluntad de le guardar su justicia sobre ello” pero en términos ambiguos y generales, lo que indujo al Rey a reiterarse (sexta carta) en el mes de julio, esta vez al nuevo Vicario General para que el problema planteado "sobre la población de monjas del monesterio” se resolviera definitivamente.

Unos años mas tarde, el 7/10/1499, Beatriz hizo las Constituciones para el gobierno del Hospital, en virtud de la facultad que le había dispensado Alejandro VI.

Al morir la reina Isabel en 1504, Beatriz acompañó el cadáver de su amiga hasta Granada, después abandonó la Corte y pasó a su hospital desde donde se dedicó a completar la labor piadosa iniciada con su marido. Luchó por su proyecto con fuerza, coraje y entrega, en tiempos en que la mujer era excluida de la vida cultural.

Beatriz vistió el hábito de la orden de la Concepción Jerónima, pasando a vivir en dicho convento hasta su muerte en el año 1534. "Y yo biéndome aora sola, y no con estado para poder andar en casas alquiladas, me metí en un cuarto del Espital de La Latina, a donde aora estoy". Su cuerpo reposa actualmente en El Goloso, en el bajo coro alto de la iglesia de su actual convento. Su sepulcro se conserva vacío.

2. Devenir y vicisitudes históricas del Hospital de La Latina

Sobre aquellos años, resaltamos unos hechos de relativa importancia:

·    El 21/05/1512, Beatriz convocó al escribano en la iglesia (del convento) “que està hedeficada en el hedeficio que está junto con el Espital, que es del señor Secretario Francisco Ramírez” ... para hacer donación del edificio [...]”por quanto su intincion, è voluntad en hacer el dicho hedeficio, é casa avia sido para que fuese Casa de Religión dedicada al servicio de Dios” [...] [6]

·    Recordar que Gerónimo de Quintana fue rector del Hospital de La Latina ya en 1619, vivió alli hasta su muerte en 1644.

·    Los enfermos que fallecían eran enterrados en el patio del Hospital, el que daba a la Plaza de la Cebada (debajo del actual teatro de la Latina). Ello produjo discrepancias con el convento.

·    Que junto al Hospital existió un matadero que tuvo que ser trasladado a otro lugar para evitar que los olores molestaran a los enfermos,

·    Que las monjas del Convento de la Concepción Jerónima solicitaron licencia de obras [7] para poder verter aguas por un albañal a la calle para así poder ellas bañarse. Se les concedió a la calle del barco que desembocaba en la de Toledo, con la condición impuesta de hacerlo de 14 a 16 h o a las 23 h para no molestar al ciudadano.

·    Beatriz y el Obispo Gutierre de Carvajal intercambiaron locales para hacer posible sus respectivas obras.

·    El legado cultural principal de Beatriz fue su testamento en el que expresaba el deseo de repartir su fortuna entre los pobres. Su cadáver fue exhumado y se comprobó que permanecía incorrupto.

·    A fínales del s. XV, la población de Madrid alcanzó los 30.000 habitantes con 4.600 viviendas. La mortalidad infantil era muy elevada, muriendo el 50% de los recién nacidos.

·    A comienzos de 1718 hubo de cerrar el hospital por la falta de recursos y por la Guerra de Sucesión. Se volvió a abrir, pero en 1810, José I decretó la extinción del Hospital pero supieron resistir, aún con presupuesto muy mermado, y a costa de reducir el número de camas.

·    Se venían celebrando misas aniversario por el alma de los RR.CC. a cargo del clero de la parroquia del Salvador (1.000 mrs/por acto), pero en 1793, éstos reclamaron mayor cantidad y al no poderla pagar, se vieron obligados a no cumplir esta memoria.

·    En marzo de 1899, dejo de admitirse a enfermos. Además el Hospital se encontraba ruinoso.

·    Habiendo sido abierto el sepulcro de Beatriz, se encontró su cuerpo incorrupto, llegándose a pensar en solicitar su beatificación.

·    El convento de la Concepción Jerónima fue trasladado a otro edificio situado en la confluencia de las calles de Lista y Velásquez, (1890-1967), y éste vuelto a ser trasladado al construido en el Goloso, terrenos del Infantado (1967-2004), el que por dificultades económicas se sustituyó por otro mas pequeño, en la misma finca. Los restos de Beatriz Galindo siguieron el mismo itinerario, encontrándose actualmente en el Goloso.

3. Un edificio del gótico isabelino en Madrid

En la época de fundación del Hospital, el arte ojival o gótico llegaba al cenit de su existencia, iniciando pronto su declive que daría paso al renacimiento.

La portada, de piedra caliza, obra del renacimiento con reminiscencias antiguas, destaca por su arco de herradura apuntado formado por dovelas de gran tamaño, lisas, con intradós decorado. Sobre él, centrado, una Ventana con rejería, y entre ellos, un grupo de figuras pequeñas, exentas, que representan el Abrazo de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada de Jerusalén. A su nivel y en los extremos, una figura que representa a un monje (a la izquierda) y a un salvaje (a la derecha).

Debajo de éstas, los escudos de armas de los fundadores. Las figuras llevan doseles muy dañados.

Bajo las imágenes del abrazo entre San Joaquín y Santa Ana, que da nombre a la advocación del hospital, una inscripción: “Este Hospital es de la Concepción de la Madre de Dios, que fundaron Francisco Ramírez y Beatriz Galindo, su muger, año de 1507”.

Esta portada se encuentra enmarcada en un alfiz articulado (recuadro del arco árabe) con  festones en los bordes que incluyen el cordón franciscano.

Los entendidos en arte califican la portada de tener bajo (poco apuntado) y mezquino el arco apuntado, resultando la mezcla de lo gótico con lo árabe, poco apropiada

Vemos en las ilustraciones,

1º reproducción del edificio original,

2º segundo, como se proyectó la restauración y

3º la situación actual.

Creemos haber aclarado con esta composición, cuantas dudas se tenían al no saber ubicar exactamente a la Portada del Hospital de la Latina.

Al ser el motivo del derribo, el ensanche de la calle Toledo, la ubicación de la portada debió estar algún metro delante de la fachada, o sea, sobre la acera.

En la fachada de la calle Toledo, se encuentra, de izquierda a derecha: Banco Santander, Portalón del convento, tienda de disfraces (escaparate amarillo), y al fondo, el Banco BBVA. Dando a la Plaza, el Teatro de La Latina

 

4. Dispersión de los restos artísticos del Hospital

El Hospital de la Latina, tras casi 400 años de existencia, se encontraba en situación ruinosa y fue derruido, como otros muchos antiguos y venerables edificios. Se derribó conjuntamente con el Convento, en 1904, para poder ensanchar la calle de Toledo. Esto nos recuerda el final que tuvo la iglesia de Santa Maria. La Orden estaba interesada en el derribo para poder vender el terreno.

Gracias a la mediación de las Reales Academias de la Historia y de Bellas Artes, no dependientes entonces del partido político de turno gobernante, se respetaron la Portada, la Escalera y los sepulcros del matrimonio fundador, que junto a su Historia, es lo único que nos queda.

·    La Portada, se llevó a uno de los almacenes municipales de la Villa, donde quedó olvidada.

·    La Escalera de dos tramos, se reconstruyó en la Casa de Don Álvaro de Luján, hoy Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, en la Plaza de la Villa.

·    Los Sepulcros del matrimonio que se conservan en el Museo de la Historia

En el solar resultante, se construyó un nuevo convento concepcionista con dos puertas. En el extremo izquierdo, la puerta de la capilla, y en el derecho, la del convento. La  Portada del Hospital se la consideró no recuperable. El proyecto se terminó de construir en 1909. Hoy, el solar está ocupado por el Teatro de La Latina, un edificio de viviendas (Calle de Toledo 52) y por el convento de la Concepción Francisca. Los bajos del edificio de viviendas lo ocupa el banco Santander, y los bajos del convento, la tienda de disfraces y el banco BBVA.

Medio siglo después, un estudiante de arquitectura. Rafael Manzano Martos, recordó la portada y se interesó por ella. Descubrió sus piedras en el almacén de la calle de Santa Engracia, contabilizó los trozos, vio viable su recuperación y tras laboriosas maniobras, lo consiguió. La Portada fue colocada en el recién creado Museo Nacional de Arquitectura, cuya sede estaba en la Escuela Superior de Arquitectura de la Ciudad Universitaria de Madrid. Allí se colocó en el exterior, a la entrada de dicha Escuela, donde se encuentra en la actualidad, decorando un aparcamiento de motos y coches.

En 1958 se consiguió del Ayuntamiento, la cesión en depósito de la Portada, con la condición de ponerla exenta y no formando parte del edificio, como se había propuesto. El proyecto de recuperación fue obra de Fernando Chueca, quien, para darle cuerpo, añadió una fachada posterior postiza y un tejado. Resultó una decoración inapropiada para un garaje de motos.

Nos viene a la mente la necesidad de conservar este tipo de monumentos “externos”, incluido el escudo de armas de Madrid en la Casa del Pastor, en un recinto cerrado, techado y acondicionado, pero tendremos que esperar aún algunos años hasta alcanzar el nivel cultural que nos corresponde. Sería bueno que los responsables del Patrimonio se pararan a contemplar cuando visiten Berlín, los museos que allí tienen desde hace decenas de años.

He de reconocer que ya tienen algo pensado al respecto pues cuando hace unos 10 años, lo sugerí al Ayuntamiento para el citado escudo, se me indicó que estaba en sus planes.

El 22/05/1984 la Portada de la Latina fue declarada Monumento Histórico Nacional (actualmente, equivalente a Bien de Interés Cultural, BIC). Lamentablemente se olvidaron de la escalera y de los sepulcros, aunque, eso si, los conservan bajo techado. (La incaución fue declarada por RD. 954/1984 26-03 como tal Monumento)

En 2004 un particular solicitó el traslado de la Portada del Hospital al «ámbito de la plaza de la Cebada» en el que originalmente estuvo. La Universidad lo desestimó dictaminando que la Portada pertenecía a los fondos del Museo Nacional de Arquitectura y que no parecía viable ni deseable la mudanza de este monumento a un ámbito que ya no es -ni puede ser- el suyo. Pensamos que si la puerta es un depósito municipal, debería ser el Ayuntamiento quien tuviera la última palabra.

Los políticos también manifestaron que el emplazamiento actual de la Portada del Hospital en la explanada de acceso a la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, era correcto, según lo manifestaron en el B.O. de la Asamblea de Madrid / Nº 24 (1 de abril de 2004).  PE-124/2004 RGEP.718 “realizada visita de inspección a la misma, se ha constatado que se encuentra en buenas condiciones de conservación, no considerándose prioritaria ninguna intervención en la misma”.

Me atrevo a sugerir al Ayuntamiento que debiera colocar la Portada en la Plaza de la Paja, donde se encuentra otra de las maravillas platerescas de la Villa, la Capilla del Obispo, enriqueciendo con ello el entorno.

Los sepulcros destinados al matrimonio eran realmente cenotafios pues no se llegaron a utilizar. Eran de alabastro de un solo cuerpo, y de estilo renacentista. Actualmente se conservan en el Museo de la Historia de Madrid, antiguo Museo Municipal.

En el de Francisco se lee la inscripción: “Este monasterio y el de Nuestra Señora de la Concepción de la Orden de San Francisco de esta Villa y hospital que está junto a él fundaron y dotaron los señores Francisco Ramírez y Beatriz Galindo, su muger, el cual Francisco Ramírez, después de haber servido a Nuestro Señor y a los Reyes Católicos de gloriosa memoria, D. Fernando y Dª Isabel, siendo Capitán General de la Artillería en la Guerra de Granada, lo mataron los moros cuando se rebelaron en la Sierra Bermeja. Año de 1501

En el de Beatriz se lee el siguiente epitafio: “Aquí yace  Beatriz Galindo, la qual, después de la muerte de la reina Católica, Dª. Isabel, de gloriosa memoria, cuya camarera fue, se retruxo en este monasterio, y en el de la Concepción francisca desta Villa, y vivió haziendo buenas obras hasta el año MDXXXIV, que falleció”.

 

5. La ignota balaustrada gótica


Escalera del Hospital de La Latina. Fotografía obtenida de  http://www.unaventanadesdemadrid.com/austria-carlos-i.html

Del Hospital de La Latina, derribado en 1904, para ensanchar la calle de Toledo, se conserva también la barandilla de la escalera de dos tramos.

Labrada en piedra blanca caliza, es un hermosísimo ejemplo del arte gótico, diseñado también por alarife morisco Maestro Hazán, al igual que la portada. Muestra un liso pasamanos con los laterales delicadamente labrados con elementos vegetales imbricados en elementos zoomórficos. El pasamanos se asienta sobre dos series de arquerías de anchos y poco elevados arcos ojivales; seis en el tramo superior, y cuatro en el tramo inferior. A su vez, todos y cada uno de estos arcos ojivales engloban “crestas” características del gótico final, constituidas por dos finas molduras caladas en su base, oblongas y separadas por florón invertido, y una tercera superpuesta, rematada con delicado florón que culmina en el vértice de la ojiva que las rodea. El basamento de la barandilla, ligeramente cóncavo, se delimita por finísimas moduras en escocia. La barandilla se articula en ángulo recto mediante tres pilares compuestos de fuste central rodeado de pequeñas columnillas adosadas, algunas rectilíneas y otras con curioso desarrollo helicoidal, superponiéndose a alguna de sus compañeras. Naciendo de altos y finos plintos, rematan en estilizadísimos capiteles, a modo de pináculos. Cada uno de los tres pilares remata en llamativos pináculos góticos, siendo tan sólo original el que aparece embutido en junto a la jamba izquierda de la puerta de acceso a la primera planta. El estar a resguardo del muro ha posibilitado su conservación; los otros tres restantes se encuentran reconstruidos, siendo su desaparición antigua, según evidencia un grabado de la “Guía de Madrid” de Ángel Fernández de los Ríos, editada en 1876.

Se reconstruyó en la Casa de Don Álvaro de Luján, hoy sede de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, en la Plaza de la Villa. Al no estar declarada BIC, no se contempla la posibilidad de su visita, salvo con autorización muy especial de la institución, integrada de antiguos prohombres que han olvidado al hombre de la calle. Amparándonos en que el Recinto de la Villa de Madrid fue declarado Conjunto Histórico por D.41/1995 27-04 (BOE 22/05/1995), podemos considerar que esta escalera goza de los privilegios de los Bienes de Interés Cultural y por tanto someterse a lo reglamentado, tanto a nivel estatal como de comunidad autónoma en sus respectivas Ley del Patrimonio Histórico Español y Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid y que se expone a continuación a pie de texto en lo que afecta al patrimonio histórico de nuestra ciudad de forma más pormenorizada. De lo expuesto en los referidos textos legales se desprende que, quien desee visitar un monumento declarado BIC, tan solo deberá solicitar el programa de visitas que se haya establecido, que sin duda estará ya en vigor pues la orden tiene una antigüedad de 25 años.

6. Legislación española referente a los bienes de interés cultural

En España, los monumentos BIC - bienes de interés cultural - se rigen principalmente por dos Leyes, una a nivel nacional y la otra, a nivel autonómico

·    Ley del Patrimonio Histórico Español (Ley 16/1985 del 25 de junio)

·    Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. (Ley 10/1998, de 9 de julio),

Respecto a los bienes inmuebles particulares declarados BIC, las leyes mencionadas dicen lo siguiente:

Ley de Patrimonio Nacional. Artículo 13:

Punto 2: Los titulares de derechos reales sobre dichos BIC, o quienes los posean por cualquier título, están obligados a permitir y facilitar su estudio a los investigadores, previa solicitud razonada de éstos, y su visita pública, en las condiciones de gratuidad que se determinen reglamentariamente, al menos cuatro días al mes, en días y horas previamente señalados.

Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. Artículo 19. Derecho de acceso al Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid:

1. Los propietarios, poseedores y demás titulares de derechos reales sobre los bienes integrantes del Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, están obligados a permitir el acceso de los investigadores acreditados por la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid, previa solicitud motivada, a los bienes declarados o inventariados. El cumplimiento de esta obligación sólo podrá ser dispensado por la administración cuando, en atención a las circunstancias concurrentes, entienda que existe causa suficientemente justificada para ello.

2. Los bienes de interés cultural podrán ser objeto de visita pública al menos una vez a la semana y en días y horas previamente señalados.

En la determinación del régimen de visitas se tendrá en cuenta el tipo de bienes, sus características y, en el caso de bienes inmuebles, el informe del Ayuntamiento afectado. La Consejería de Educación y Cultura, a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural, podrá por causa justificada, dispensar, excepcionalmente, total o parcialmente, del régimen de visitas.

3. En el plazo máximo de seis meses a partir de la publicación de la presente Ley en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid, reglamentariamente se establecerán las condiciones que regulen el acceso para inspección, investigación o visita pública de los bienes citados en los apartados anteriores.

Puerta de la Latina E.T.S de Arquitectura. Ciudad Universitaria. La incaución fue declarada por RD. 954/1984 26-03 como tal Monumento

El Recinto Histórico fue declarado Zona arqueológica por RD.61/1993 20-05 (BOE 02/07/1993)

El Recinto de la Villa de Madrid fue declarado Conjunto Histórico por D.41/1995 27-04 (BOE 22/05/1995)

Bibliografía

  • El testamento de Beatriz Galindo
  • La ilustración española y americana 8/10/1902
  • La iberia 1854, 17/12/1890. Búsqueda de restos el matrimonio
  • Epistolario Latino, por Dª. Luisa Sigea
  • Llanos y Torriglia: Una consejera de Estado, 1920
  • Mujeres españolas en la Historia moderna, Dª. Maria Antonia Bel Bravo
  • Textos para la Historia de las mujeres en España, 1994 Dª. Ana Maria Aguado
  • Apuntes para una biblioteca. Serrano y Sanz
  • Conferencia de Francisco Silvela sobre Beatriz Galindo, en el Círculo de San Luis. (Referencias en La Correspondencia de España nº 16832 de 7/03/1904; La época nº 19302 de 7/03/1904; La Dinastía de Barcelona, nº 29213 de
  • 13/03/1904;
  • Gedeón, del 11/03/1904
  • La España Moderna en 1839 del 1/11/1905
  • Escenas contemporáneas 1859, por Enrique del Castillo
  • Viage de España, por A. Ponz, 1862
  • Alrededor del Mundo, del 3/10/1902
  • La Alambra, del 15/12/1903
  • La época, notas de actualidad publicadas en: 15/10/1833; 28/10/1890; 13/02/1891;24/07/1891;29/03/1920;10/041920;7/08/1920; 12/01/1924 y 6/04/1927, escritos de, entre otros, Cambronero, Mélida, Ramírez Saavedra, Hilario Peñasco
  • La correspondencia de España, notas de actualidad publicadas en: 25/01/1892; 2/07/1909; 12/11/1913; 22/06/1920; 22/111921; 6/03/1923, escritos de, entre otros, P. de Répide, R. Altamira; M. De Maeztu
  • Hospital de la Latina, La Esfera, Revista contemporánea, Carlos Cambronero , 15/01/1904
  • El avisador malagueño, por Antonio Lara Villodres
  • Semanario Pintoresco Español de 22/09/1837
  • Revista de Archivos bibliotecas y museos LXI.1 /1955
  • Beatriz Galindo, por Antonio Velasco Zaz
  • Cuaderno de la Bula de la fundación del Hospital de Nª. Sª. de la Concepción 1735
  • Tesis doctoral de Mercedes Barrera Galíndez: Hospital de la Concepción. Oviedo
  • Rehabilitación del Palacio de Viana. Ministerio de AA EE
  • Beatriz Galindo. La Latina, por Almudena de Arteaga del Alcázar. Los trastámara y la unidad española, Rialp, ediciones SA
  • El secretario Francisco Ramírez de Madrid, por A. Porras Arboledas. “Espacio, tiempo, Forma. Serie III, Historia Medieval, t.8, 1995.

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Autor del artículo

Emilio Guerra

Comentarios

Paloma Torrijos(hace 11 años)

Enhorabuena, un excelente trabajo.

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